La Expedición a las Profundidades del Ártico del Censo Oceánico ha documentado la extraordinaria biodiversidad que vive a miles de metros por debajo de la superficie del Ártico, en una región ahora amenazada por el calentamiento de los océanos y la explotación minera de los fondos marinos.
El océano Ártico profundo es un ecosistema frágil y poco estudiado, vital para comprender el impacto del cambio climático; la región está ahora también amenazada por la minería de aguas profundas.
"El calentamiento del Ártico se está produciendo hasta cuatro veces más rápido que la media mundial. Esto significa que los ecosistemas están cambiando muy deprisa. Por eso es muy importante cartografiar y conocer mejor esos ecosistemas y sus especies antes de que sea demasiado tarde", explicó Vidar Helgesen, Secretario Ejecutivo de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO y Subdirector General de la Organización.
Camarones cubiertos de bacterias peludas que se alimentan de metano, medusas con pedúnculos parecidas a flores submarinas, crustáceos acorazados, bosques de gusanos tubícolas, peces con proteínas anticongelantes en la sangre y animales que viven con bacterias capaces de transformar sustancias químicas tóxicas en energía son sólo algunos de los cientos de especímenes recogidos por la expedición. Estos hallazgos ofrecen una visión de la diversidad de la vida en este ecosistema altamente especializado.


La expedición Ocean Census Arctic Deep tuvo lugar en mayo de 2024 a bordo del buque de investigación noruego Kronprins Haakon. Los lugares de estudio se extendieron 1200 km al norte de Noruega, en el mar de Groenlandia, y participaron 36 científicos y especialistas de 15 países. La expedición utilizó un vehículo científico especializado operado por control remoto (ROV) Aurora para explorar, tomar muestras y catalogar la diversidad de especies de esta región poco explorada.
Los descubrimientos se realizaron a profundidades de entre 2.000 y 3.700 metros en algunos de los hábitats más extremos del Ártico, como fuentes hidrotermales, "filtraciones frías" de metano, dorsales oceánicas y llanuras abisales.
"Las fuentes hidrotermales del Ártico tienen comunidades diferentes a las de cualquier otra parte del mundo. Se trata de entornos alimentados por energía química y no por luz solar", explicó el profesor Alex Rogers, Director Científico del Censo Oceánico, que dirigió la expedición.
Los camarones "peludos" se encontraron en fuentes hidrotermales a 3.000 metros de profundidad en el mar de Groenlandia. El "pelo" que cubre sus cuerpos son en realidad colonias de bacterias que convierten en energía los sulfuros de hidrógeno, altamente tóxicos y corrosivos, que brotan del fondo marino.
Descubierto por primera vez en 1977, este proceso de "quimiosíntesis" contrasta con el resto de la vida en la Tierra, que depende de la fotosíntesis, convirtiendo la luz solar en energía. En la quimiosíntesis, el metabolismo bacteriano de las sustancias químicas es el inicio de la cadena alimentaria en torno a los respiraderos y rezumaderos fríos, creando islas de vida en las profundidades. Los mismos procesos geoquímicos que alimentan la quimiosíntesis también crean los yacimientos minerales que se buscan para la minería en aguas profundas. Los biólogos evolucionistas creen que la quimiosíntesis en entornos como algunos tipos de fuentes hidrotermales podría haber desencadenado la creación de la vida en la Tierra.
"Cada especie que encontramos forma parte de la biblioteca del ingenio de la naturaleza y de las innovaciones que ésta ha ideado para hacer frente a los retos de su entorno, lo que puede ser muy valioso para nosotros. Puede dar lugar a nuevas moléculas para tratamientos médicos y a nuevos conocimientos para la ciencia de los materiales en el futuro. Por eso es importante la vida en las profundidades marinas y por eso debemos seguir protegiéndola para el futuro", explicó el profesor Copley, de la Universidad de Southampton, que participó en la expedición.
Aunque algunas especies descubiertas durante la expedición pueden no ser nuevas para la ciencia, cada una de ellas desvela la intrincada red de vida que prospera en las profundidades del Océano Ártico, un frágil ecosistema cada vez más amenazado por el cambio climático.
"Estas filtraciones y respiraderos del Ártico nos muestran que la vida está íntimamente relacionada con el clima mundial. Estamos viendo las secuelas de fenómenos climáticos pasados en los patrones de vida aquí, y eso nos muestra que cualquier fenómeno climático en el futuro afectará a toda la vida de las profundidades oceánicas", prosiguió el profesor Copley.
Noruega será el primer país en aprobar la explotación minera comercial de los fondos marinos en sus aguas territoriales en enero de 2024, por lo que es vital estudiar y comprender estos ecosistemas ahora.
"Necesitamos urgentemente construir una base de referencia que nos dé la posibilidad de entender los cambios en el futuro. El pasado es la clave del presente. El presente es la clave del futuro", añadió la profesora Giuliana Panieri, de la Universidad Ártica de Noruega, codirectora de la expedición Ocean Census Arctic Deep.
En octubre se completará la obtención de imágenes, la secuenciación y la taxonomía en el Ocean Census Species Discovery Workshop de la Universidad del Ártico, en Tromsø (Noruega), para determinar qué especies son nuevas para la ciencia.
El Censo Oceánico es un programa de 10 años de duración auspiciado por las Naciones Unidas y publicado en Decenio del Océano. Su objetivo es descubrir la vida oceánica en todo el mundo. Fundado en 2023 por la Fundación Nippon y Nekton, el Censo Oceánico reúne ya a más de 300 institutos científicos. Las anteriores expediciones de Ocean Census han descubierto cientos de nuevas especies.
La Ocean Census Arctic Deep Expedition es una asociación entre la Universidad del Ártico de Tromsø (Noruega), REV Ocean y Ocean Census. Los descubrimientos y las extraordinarias imágenes de la vida en las profundidades del Océano Ártico se darán a conocer a la vuelta de la expedición a puerto y antes del Día Mundial de los Océanos, el 8 de junio.