2022 ha sido y sigue siendo un año prometedor para el bienestar de los océanos. Ampliamente calificado como el "súper año" para el océano, debido a las numerosas e importantes conferencias en las que la salud de los océanos ha sido el centro de atención, este año se ha avanzado mucho hacia la recuperación y el uso sostenible del océano.
A principios de febrero, la Cumbre One Ocean de Brest, convocada por el presidente de Francia, Macron, dio el pistoletazo de salida al Año de los Océanos, impulsando los avances hacia la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (ODS14) con medidas como el lanzamiento de la Coalición de Alta Ambición para la Biodiversidad Más Allá de las Jurisdicciones Nacionales y la redoblada iniciativa internacional para alcanzar el 30 % de protección de la tierra y los océanos del planeta en 2030 (30×30). Y a finales de febrero, en Nairobi, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente adoptó una resolución consensuada para negociar un tratado internacional vinculante que ponga fin a la contaminación por plásticos. Ahora tenemos la esperanza de que la plaga de contaminación por plásticos que hemos infligido a la Naturaleza pueda atajarse.
El impulso se mantuvo en junio con la decisión histórica de la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio de poner fin a las subvenciones perjudiciales a la pesca de conformidad con el ODS 14.6. Ahora se está presionando para que dos tercios de las Partes depositen sus "instrumentos de aceptación" ante la OMC para que la decisión entre en vigor. Ese mismo mes se celebró en Lisboa la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, copatrocinada por los Gobiernos de Portugal y Kenia, en la que más de 6.000 participantes, entre ellos decenas de líderes nacionales y cientos de representantes de la juventud, pusieron sobre la mesa sus soluciones y compromisos en apoyo del ODS14. En agosto, la atención se centró en la Conferencia Intergubernamental sobre Biodiversidad Marina fuera de las Áreas de Jurisdicción Nacional (BBNJ), celebrada en Nueva York, y aunque los delegados no consiguieron sacar adelante un texto de tratado, se sentaron las bases necesarias para concluir con éxito las negociaciones cuando se reanuden en el primer semestre de 2023.
Cerramos el año con las dos cruciales Conferencias de las Partes sobre el clima y la biodiversidad. La COP27 de la CMNUCC en Egipto se benefició sin duda del mayor reconocimiento por parte de la CMNUCC del papel del océano en la mitigación y adaptación al cambio climático (el "Pacto de Glasgow"), habiéndose celebrado en Bonn en junio el primero de los Diálogos de la CMNUCC sobre el Océano y el Cambio Climático. Ya sea en la alimentación, la energía, las comunicaciones o la salud, cada vez se acepta más que la Economía Azul Sostenible sustenta el futuro de la seguridad humana en este planeta. Así pues, es urgente que la aguja de la financiación de la lucha contra el cambio climático se mueva con decisión en esta dirección, y esperamos ver pruebas de ello después de la COP27.
La agenda oceánica de 2022 concluyó en Montreal en diciembre con la COP 15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica, en la que más de cien Partes pidieron la inclusión del 30×30 en el Marco de Biodiversidad Post-2020. Con la adopción del marco en Montreal, nos dirigiremos hacia un programa de trabajo masivo para gobernar y financiar eficazmente las áreas marinas protegidas (AMP). Éstas abarcarán desde AMP altamente protegidas hasta Otras Medidas de Conservación Eficaces, que junto con el trabajo de la FAO en la gestión de las poblaciones de peces, abordarán el espectro de la pérdida de biodiversidad en el océano. Personalmente, creo que se necesita un fondo internacional bien dotado para garantizar el establecimiento y la gobernanza eficaces de las AMP, siendo la fuente obvia de financiación un peaje universal, neutral en cuanto a la distancia, sobre el transporte marítimo internacional.
A medida que el Súper Año de los Océanos se acerca a su fin, queda poco tiempo para recargar las pilas. Para garantizar el cumplimiento de las promesas, hacer realidad las ambiciones y empezar a ver cambios significativos en el deterioro de la salud de los océanos, debemos llegar a 2023 con una voluntad renovada. El camino desde Montreal lleva a Vancouver, donde nos reuniremos a principios de febrero en la conferencia IMPAC5 (véanse las páginas 6 y 7) para reforzar, financiar y multiplicar enormemente las Áreas Marinas Protegidas del planeta, y al hacerlo construiremos colectivamente una hoja de ruta para alcanzar el 30×30 y salvaguardar lo que queda de la generosidad de la Naturaleza.
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Editorial invitado por S.E. el Embajador Peter Thomson, Enviado Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para los Océanos
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