Los marineros y equipos que compitieron el año pasado en la regata The Ocean Race -un reto para ser los primeros en cruzar 60.000 km de espacio oceánico- aprovecharon la ocasión para aportar datos y muestras a estudios científicos sobre la contaminación por microplásticos y microfibras.
Tres de los cinco principales focos de contaminación marina por microplásticos se encuentran en Europa, según revelan nuevos datos recogidos por regatistas y equipos que compiten en la regata The Ocean Race, que también arrojan nueva luz sobre una tendencia abrumadora a que los microplásticos procedan de las microfibras de la ropa y los tejidos sintéticos.
Fue durante la competición mundial de vela del año pasado, en la que los equipos se enfrentaron en una carrera para navegar 60.000 km por el espacio oceánico, cuando se recogieron muestras de agua del océano Atlántico, el sur de los océanos Índico y Pacífico, el océano Antártico y los mares que rodean Europa.
Aprovechando la oportunidad de contribuir a la recogida y el análisis de datos, los científicos descubrieron que todas las muestras recogidas durante la carrera contenían microplásticos, con altas concentraciones en algunas de las zonas más remotas del planeta, a varios miles de kilómetros de tierra.
Gracias a los métodos más avanzados de muestreo y análisis, los científicos pudieron examinar microplásticos tan diminutos como 0,03 milímetros, hasta diez veces más pequeños de lo que permiten los métodos tradicionales. Esta visión detallada permitió descubrir un elevado número de microplásticos: una media de 4.789 por metro cúbico de agua.
La mayor concentración (26.334) se encontró cerca de Sudáfrica, seguida del borde del Canal de la Mancha cerca de Brest, Francia (17.184), luego otro punto cerca de Sudáfrica (14.976), seguido del Mar de Balaeric (14.970) y en el Mar del Norte frente a las costas de Dinamarca (14.457). El tamaño de los microplásticos capturados oscilaba entre 0,03 milímetros y 4,6 milímetros.
En una ampliación del estudio, científicos del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido y de la Universidad de Rhode Island (EE.UU.) analizaron las muestras para determinar el tipo de producto plástico del que procedían. Descubrieron que una abrumadora media del 71% de los microplásticos de las muestras eran, de hecho, microfibras de materiales como el poliéster que se habían liberado al medio ambiente desde lavadoras (a través de las aguas residuales); secadoras (al aire); desprendimiento directo de la ropa; degradación de textiles tirados en el medio ambiente; y de artes de pesca desechadas.
Las conclusiones de este estudio se dan a conocer en un momento crucial para la decisión final sobre la contaminación por plásticos en los océanos. En estos momentos se están celebrando reuniones entre líderes empresariales, ONG y jefes de Estado y representantes de naciones para comprometerse a redactar un Tratado Mundial sobre el Plástico jurídicamente vinculante. El curso que tomen estas discusiones esta semana en la República de Corea será decisivo para la ambición de ese tratado mundial de cambiar el rumbo de la contaminación por plásticos de los océanos y los microplásticos.
"Estos resultados suponen un avance significativo en los estudios mundiales sobre los microplásticos oceánicos. Por primera vez, hemos podido medir partículas diminutas, de tan solo 0,03 milímetros, y determinar no solo su prevalencia, sino también identificar el tipo de producto del que proceden", declaró Victoria Fulfer, autora principal de la investigación en aquel momento con la Universidad de Rhode Island, pero ahora científica especializada en microplásticos en el Instituto 5 Gyres.
Fulfer añadió: "Nos sorprendió descubrir un número tan elevado de microplásticos. Se sabe menos sobre estas partículas diminutas, pero existe la posibilidad de que los microplásticos más pequeños sean más nocivos para la vida marina y la salud humana, ya que los microplásticos muy pequeños son capaces de penetrar en las células y los tejidos.
"Los esfuerzos de muestreo en todo el mundo, como los realizados por The Ocean Race, son clave para perfeccionar los modelos globales de distribución de la contaminación por microplásticos e identificar nuevos focos de contaminación."
Los datos recogidos durante The Ocean Race 2022-2023 fueron recopilados por dos veleros de 60 pies con foils de la International Monohull Open Class Association utilizando una unidad de muestreo a bordo. La unidad, un sistema especial de filtrado diseñado para recoger partículas de plástico de entre 0,03 mm y 5 mm, funciona aspirando agua y filtrándola durante un periodo de dos horas. Los marineros tomaron nuevas muestras cada día y las enviaron al Centro Nacional de Oceanografía para su análisis, con el apoyo de la Universidad de Rhode Island.
"Como navegantes, durante muchos años hemos compartido nuestras experiencias de ver una creciente cantidad de desechos plásticos en partes remotas del planeta", dijo Richard Brisius, presidente de la regata The Ocean Race. "Ahora, gracias a nuestro programa científico, tenemos los datos que lo corroboran".
Recientemente se ha producido una oleada de descubrimientos que han acaparado titulares en torno a los microplásticos encontrados en especies de todo el océano, desde el plancton hasta las ballenas. Como efecto inducido, se han encontrado microplásticos a lo largo de toda la cadena alimentaria marina y en los alimentos que consumimos.
"No cabe duda de que el plástico marino está teniendo un efecto devastador", afirmó Brisius. "Si el Comité Intergubernamental de Negociación no toma medidas urgentes esta semana, los residuos plásticos mundiales podrían casi triplicarse, alcanzando alrededor de 1.200 millones de toneladas en 2062. Podemos darle la vuelta a esto, pero debemos actuar ahora".
La Regata Oceánica también aporta datos científicos al proyectoDecenio del Océano Odyssey, un proyecto respaldado por el Decenio de las Naciones Unidas de Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible que apoya los esfuerzos para invertir el ciclo de deterioro de la salud de los océanos y crear mejores condiciones para el desarrollo sostenible de los mismos.
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Este artículo se publicó originalmente en el sitio web de Oceanographic Magazine.